jueves, julio 4, 2024
Turismo

Cartagena

Con esta entrada voy a comenzar una serie de entregas de la ciudad que no soy porque no lo quiso el destino, pero que podría serlo si me hubieran dado a elegir. Familia, amigos, buenos momentos, malos momentos, buen tiempo, mal tiempo, niñez, juventud y espero senectud. Esta ciudad es Cartagena, la ciudad a la que he llevado y llevaré a todo el que aprecio. Espero no me lo tengan en cuenta, ya que como hablé con un amigo de la región, llevamos a la gente con orgullo sin darnos cuenta de que la mayor parte de lo bueno que tiene aquella zona no está allí realmente, sino en nuestros recuerdos.

Dejando a un lado toda la historia milenaria de Cartagena y la rivalidad con Murcia, lo cierto es que en las últimas décadas ha cambiado tanto que el que no vaya desde hace muchos años casi ni la reconocería. De ser un sitio oscuro, sucio e incluso peligroso por zonas, se ha convertido en una ciudad limpia, ordenada y moderna. Se nota que no hay dinero suficiente para sacarle todo el partido que se podría, pero al menos se han ido haciendo cosas en la dirección correcta (corrupciones aparte), acorde con las expectativas de una población orgullosa de su ciudad. Aún recuerdo cuando para comprar algo había que ir a Murcia a El Corte Inglés, e incluso ya honraron a la ciudad con uno propio.

Se ha recuperado el centro, o al menos se está intentando. Lo que hasta que tenía 25 años pensaba que era un solar abandonado y sin barrer cuando salía de copas, resultó que era uno de los teatros romanos más grandes construidos en la Hispania romana y afortunadamente se ha restaurado y se ha hecho un museo que bien merece la pena visitar. No soy ningún experto en restauración, pero realmente al verlo me parece que se ha hecho con sentido, dejando que se distingan bien los materiales originales a la vez que reconstruyendo pequeñas partes para que se pueda imaginar su antiguo esplendor. A escasos metros hay un anfiteatro semienterrado, pero al estar la antigua plaza de toros construida sobre él, nadie ha sabido decirme que ocurrirá ya que los dos son edificios que merecen un respeto.

El puerto de ser un lugar por el que mejor pasar rápido se ha convertido en una zona agradable por donde pasear, y en donde lo único que desentona es el cartel del Burger King. La contrucción del auditorio culminó la rehabilitación de una zona ahora sí apta para familias. Aún hecho de menos ver el submarino ahí en el medio, pero es nostalgia de unos tiempos peores en los que no se valoraba el patrimonio de la ciudad.

Esta evolución ha ido acompañada también de una actualización gastronómica muy importante. Hay nuevos restaurantes y bares de tapas por todos sitios, muchos de ellos de mucha calidad y que invitan a salir y disfrutar de un tiempo agradable la mayor parte del año en sus terrazas. Atrás quedaron ya los tiempos donde había que salir fuera para poder comer decentemente.

La oferta cultural es enorme, y no sólo a base de ruinas. La Semana Santa cartagenera es una de las más bonitas de España, y tiene una solemnidad con la que no cuenta la de Murcia. Igualmente, las fiestas de Cartagineses y Romanos merecen una visita en septiembre. Es una fiesta relativamente joven, y por eso mismo es sorptendente lo involucrada que se encuentra la población; sobre todo viendo lo cuidado de las tropas y legiones y los trajes de los participantes.

Y Cartagena no es solo la ciudad. El término municipal incluye parte del Mar Menor (pobre Mar Menor), Cabo de Palos, y los primeros kilómetros de La Manga. Unas playas que se han convertido en el cachondeo nacional, pero que cualquiera que las conozca sabrá que tienen mucho que ofrecer y no solo si tienes menos de 10 o más de 70 años. Sin ir más lejos, toda la zona de Cabo de Palos es un paraíso para los amantes del buceo, y todo el Mar Menor una maravilla para el disfrute de deportes náuticos como la vela, el windsurf o el kitesurf. Hay días en los que incluso se puede hacer surf en La Manga.

Poco a poco iré ofreciendo lo poco que sé de esta ciudad tan especial. Especial para mí, y espero para mucha gente.

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