BONDiNG

Hay series en las que nunca te fijarías si no te la recomendaran. Incluso así, hay veces que te recomiendan una y no te apetece verla. Elegir una serie en el fondo es una decisión bastante más importante de lo que pueda parecer. Vas a invertir bastante tiempo en verla, y dejas de hacer otras cosas o simplemente dejas de ver otra mejor. Si la serie en cuestión tiene varias temporadas, y los capítulos son largos, la importancia de una buena elección se multiplica.

En el caso de Bonding (NETFLIX) todo juega a su favor. Una única temporada (y espero que no sea la última) de sólo 7 episodios, cada uno de ellos de 15 minutos escasos. La pereza de empezar desaparece. Como mucho perdería 1 hora 45 minutos en ver todo lo que hay, y si me horripila, en 15 minutos estaría listo.

Después de ver el primer capítulo y quedarte indeciso de si realmente es una buena serie o solo te has echado unas risas puntuales, como sabes que serán sólo otros 15 minutos continúas. Y va mejorando. Cuando te vas a dar cuenta estás en el último con la sensación de que al día siguiente querrías seguir viéndola y que se te ha hecho demasiado corto.

No es una serie profunda, no es una serie que vaya a dejar huella, ni siquiera la temática está tratada de una manera que vaya a aportar nada nuevo ni viejo. Pero te lo pasas bien. Muy bien.

Algo tan sencillo como que una estudiante que se gana un dinero haciendo de dominatrix le pide a su antiguo compañero gay del instituto que le haga de asistente, se convierte en una sucesión de situaciones absurdas pero de algún modo creíbles. El peso está en los dos protagonistas (Zoe Levin y Brendan Scanell) a los que es muy fácil coger cariño, pero los secundarios acompañan siendo algunos de ellos memorables (como Fred, Rolph, y la pareja de las cosquillas).

Realmente espero que renueve para una segunda temporada, cosa que a la fecha aun no está claro.

Una serie sencilla, sin pretensiones, y con la que pasar un muy buen rato!!