Los deportes de raqueta
Me han regalado unas entradas para la Copa Davis de Madrid. No puedo agradecer suficiente a la persona que las ha ofrecido porque sobraban. En lugar de pasar, se ha preocupado de recogerlas y llevarlas al lugar donde estábamos trabajando unos cuantos con ganas de ver el tenis.
Sí, ya se que no es una proeza, pero se lo podía haber ahorrado y ni siquiera habríamos sabido que las tenía. Mil gracias!!
Dicho esto, mi comentario sobre el torneo en sí será breve, y lo escribiré en una entrada aparte ya que voy a dedicar estas líneas para hablar de mi impresión de los deportes de raqueta en general aprovechando que hoy he ido a la Davis.
Me gusta el tenis casi como a todos, en la tele. Suele caer la final del torneo importante a la hora de comer y me la veo entera (o casi, las que duran 4 o 5 horas con siestas intermitentes). Recuerdo estar preparando exámenes en junio y perder horas importantes de estudio con Roland Garros y Wimbledon. Si cambiando de canal resulta que hay un partido, al menos estoy un rato con él.
No se jugar al tenis nada de nada, y nunca sabré. Los deportes de raqueta que he practicado, y no mucho, son los que requieren poca maña para pasar un rato agradable, como el squash, racquetball o pádel. El tenis es otra cosa. Si no sabes, no la metes en el otro lado. Imprescindible haber recibido clases yo creo.
Si alguien que juegue al pádel leyera esto, seguro que me corregiría diciendo que el pádel es muy técnico y que hay que saber para jugar. No lo dudo, pero puedes ir con 3 amigos que tampoco saben, estar hora y media dándole, pasarlo decentemente y luego beberte las cervezas que quieras para recuperarte de un esfuerzo normalmente moderado. Lo importante es la excusa. De hecho, es un deporte bastante longevo; se puede ver a gente bastante mayor jugando y seguramente me darían un buen repaso.
Algo similar ocurriría si lo leyera alguien que practique el squash, con la diferencia que además de pegarme una paliza en la pista, probablemente tendría que llevarme al hospital previo uso de las palas del desfibrilador. Madre mía, menudo deporte. Quedé con un compañero de la oficina para jugar, y le dije que iba a reservar media hora. Su respuesta fue que no estaba tan fuera de forma aunque lo pareciera, que cogiera la hora completa. Por más que lo intenté convencer, tuve que alquilar la hora. Llegamos a las pistas 10 minutos antes de la hora, y cuando las vio, se reafirmó en su teoría de que una hora era mucho mejor, porque esa cancha era muy pequeña y no había que correr mucho. Como en el gimnasio más o menos me conocen, nos dejaron entrar con ese rato de antelación, y empezamos a pelotear. Cuando sintió que entraba en calor, empezamos un partidillo. No soy ninguna máquina, pero he jugado unas cuantas veces, así que tuve a mi pobre compañero corriendo de una esquina a la otra unos cuantos puntos. Cuando se empezó a poner pálido, y veía que no le alcanzaba el aire, de verdad empecé a temer no ya por su salud, sino por su vida. Me preguntó cuanto tiempo quedaba, que se encontraba mal del palizón que se estaba pegando. Veía lucecitas y no podía respirar. Miré el reloj y contesté. Dentro de un minuto, empieza la hora que hemos reservado. Salimos a descansar un rato, y jugamos otro poco, no más de un cuarto de hora. Estabamos ya duchados y en la oficina antes de que terminara la hora alquilada.
Por esto es por lo que creo que se empezó a jugar al racquetball. No es el racquet americano, es una adaptación europea o española. Se practica en la misma pista de squash, con unas raquetas con el mango más corto y más cabezonas y una pelota más grande y que vuela mucho más. Se convierte en un deporte menos explosivo y más trotón. Aún así, sigue siendo exigente y si hay diferencia de nivel te puede dar un limaquillo. Mi teoría es que se empezó a introducir porque la gente que jugaba squash se empezó a hacer mayor y les costaba seguir el ritmo, y para seguir alquilándoles las pistas se sacaron de la manga esta versión. Ojo, sigue siendo divertido, pero es como una versión un poco descafeinada.
Me dejo en el tintero alguno de los que he probado, como el pimpón (acabo de mirar en la RAE, y es así como se escribe). Que tardes al solanero jugando con mi primo; como jugábamos descalzos en el suelo de baldosas nos acabábamos resbalando por el sudor que iba cayendo. Poníamos una cerveza al sol de las 4 de la tarde en murcia, y el que perdía se la tenía que beber. Cuando se nos acababan, el castigo era beberse un bitter, y lo último eran chorros de mostaza directamente a la boca del perdedor. Que tiempos aquellos… Ultima mención para el bádminton, que lo probé un par de veces hace montones de años y es bastante divertido, pero poca cultura tenemos de ese deporte por mucho que todos conozcamos a Carolina Marín, y nunca se convirtió en afición.
Como ya calzo unos cuantos años, el tenis se quedará en algo que nunca aprendí. Sin embargo, aún espero poder tener algún partido de squash y racquetball, y sobre todo, encontrar un grupo estable de pádel para poder tomar unas cuantas cañas con excusa!!
Buenísimo el post. Un cordial saludo.