Restaurante Charrúa Madrid

Para empezar, y para que quede claro que no es una experiencia exactamente como se tendría en condiciones habituales, confieso que me invitaron. Quizá esta circunstancia pueda hacer que las cosas que no me gustaron me dolieran menos. Cuando pagas, y vaya si pagas, te indignas mucho más si las cosas no han sido completamente de tu agrado.

El restaurante en cuestión es un asador especializado en carnes y verduras a la brasa. Situado en la Calle Xiquena, en el centro de Madrid, cerca del metro Chueca y del Paseo de Recoletos.

Nada más entrar, tienes la sensación de estar en un sitio decorado con gusto, no está sobrecargado y se ven las brasas y al cocinero encargado de las mismas, dando al local un ambiente acogedor. Vigas de madera vistas, limpio, elegante. Las mesas quizá un poco juntas, pero sin llegar a ser agobiante. El resto de comensales, guapos y bien vestidos (igual desentonaba un poco).

El personal, agradable y educado, te acomoda en la mesa asignada (previa reserva). Te traen un poquitito de pan, chimichurri y mantequilla para alegrar la espera mientras eliges de la carta (no, no es invitación, te cobran luego casi 3€ por barba por el par de rebanaditas de pan).

Como no soy ningún ganadero, ni he hecho un estudio étnico de las vacas mundiales, en realidad no me puedo orientar del sabor de la carne dependiendo si es una vaca holandesa, estadounidense o de la pampa argentina, así que buscando encuentro que hay una vaca gallega. Encima rubia!!! Pues nada, tráigame eso. También un choricito, un puerro, medio calabacín, y unas patatejas fritas con queso rallado por encima.

Como no pago yo, piden una botella de vino. Soy poco refinado con los vinos, de hecho, no me gusta mucho. Muy de cerveza, y también sin refinamientos. Mahou, San Miguel, Estrella, Alhambra… mientras esté fresquita y bien tirada, la disfruto y no me quejo. Palazo por el vino, pero la verdad que muy rico, igual me animo y pruebo otro. Matarromera Crianza. A lo mejor no era palazo, pero claro, a alguien que no le gusta el vino, siempre le parecerá mucho.

Además de cervecero, soy carnívoro. Me encanta. Si me preguntas que elegiría para comer con el meteorito camino de la tierra, seguramente te contestaría que un chuletón de kilo. Lo bueno de esto, es que tampoco tiene mucho secreto. Que la carne sea de calidad y que el que lleva las brasas tenga un poco de maña. Mismamente yo me he hecho alguna vez algún buen trozo de carne en casa y me ha quedado muy bien. Vas al mercado, pides carne de la cara, y la cocinas. Un poquito de sal gorda y voilà!!

Por esto mismo me indigné cuando nos trajeron frío el chuletón de 100€ para compartir, lo devolvimos, y nos lo volvieron a traer frío. Qué no es tan difícil!!! Lo sacas de las brasas, y lo llevas a la mesa! Un poco de calor tendría que quedarle! Y si al llevarlo la primera vez te dicen que ha llegado frío, asegúrate que la segunda lo llevas caliente. Que si no sabes, yo te ayudo. De verdad, si en los restaurantes de menú del día de 10€ son capaces de llevarte el minientrecot del segundo plato caliente, en un sitio tan chuli y tan cuidado y en el que vas a pedir ese dinero por un kilo de carne, deberías de poder!!!

Mención aparte el calabacín, el puerro y las patatas. Con los 2 primeros supe que habíamos pagado las pajaritas de los camareros. Las patatas como las del TGB, pero en el TGB te dan el quesito un poco derretido…

Tirando la casa por la ventana, dos postres normalitos pero eso sí, con nombres raros en otro idioma.

Total 180€ para dos personas por una comida que no lo merecía. Me alegro de haberlo probado? Sí, estaba bien, era bonito. Si hubiera pagado yo diría otra cosa. Volvería? No, a no ser que me vuelvan a invitar y sea ese sí o sí.