jueves, julio 4, 2024
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Blanca, perla del Valle de Ricote

En pleno corazón del Valle de Ricote, último reducto morisco de la Península Ibérica, y franqueada por las aguas del rio Segura, encontramos el municipio de Blanca. Conocido durante los siglos XI y XII como “Negra”, por el color de la roca sobre el que se asienta, constituye un oasis de historia, cultura y naturaleza en el interior de la Región de Murcia.

Muchos son los visitantes que recibe anualmente esta pintoresca región, origen de este servidor, situada en la zona de levante, en el sureste de España. Es cierto que la Región de Murcia destaca por sus playas, con excelente temperatura y carácter familiar, aunque Murcia también es naturaleza, salud, enoturismo y mucho más. Sobre ella os hablaré en otro post, ya que sin duda lo merece.

Dedicándonos de forma íntegra a la Villa de Blanca, tema central del post de hoy, me gustaría comenzar explicando cómo llegar a este encantador pueblo. Aproximadamente son 40 km los que separan Blanca de la ciudad de Murcia, capital de la región, y resulta francamente sencillo llegar desde la misma en vehículo propio. También es posible hacer el recorrido en autobús, pero no es del todo recomendable, por su escasa frecuencia. Por la autovía A-30 sentido Albacete, después de unos 20 minutos tomaremos la salida 110 y posteriormente la carretera comarcal MU-553 para llegar a Blanca. Esta vía nos permitirá disfrutar del hermoso entorno en el que este municipio se enmarca, permitiéndonos discurrir entre montañas y majestuosos acantilados esculpidos por la erosión tras el paso de los años.

En Blanca el viajero podrá conocer la estructura de la antigua villa medieval construida por los musulmanes, que poblaron la zona durante casi 800 años, hasta su expulsión definitiva en el año 1609. Durante este tiempo, constituyeron en la zona un auténtico vergel de cultura y prosperidad económica, especialmente en cuanto a arquitectura se refiere, creando eficientes sistemas de regadío y construyendo edificios e imponentes fortalezas, algunos de los cuales han perdurado hasta nuestros días.

Mención especial merece el castillo, Bien de Interés Cultural erigido a finales del siglo XII por el emir Ibn Mardanís, apodado como el “Rey Lobo”. Tras la reconquista, el castillo y la población de la Villa pasaron en el año 1281 a estar bajo la protección y mandato de la Orden de Santiago, sufriendo graves daños durante una pugna interna a mediados del S. XV. El gran coste de mantenimiento lo hizo presa del abandono prácticamente hasta su reconstrucción en el año 2003. Es posible visitarlo a pie a través de una escalera que bordea la montaña, ruta bien señalizada en el casco antiguo.

Destacan también entre sus edificaciones la Iglesia de San Juan Evangelista, construida en el S. XVI sobre una mezquita mudéjar; la casa del Conde, erigiéndose en el S. XIX en estilo neoclásico como residencia para la familia del Conde de la Vallesa y recuperada como hospedería en 1997; la casa la Favorita, construida a finales del S. XIX como residencia de verano para la misma familia noble que la anterior, y con característicos colores granate y blanco; la noria de Miguelico Núñez, del S. XVII y situada en el conocido como paraje de Las Canales, estructura cuya principal función es la de transportar agua, elevándola desde la acequia principal a las arterias secundarias; el puente de hierro, construido en 1934 y que constituye el nexo de unión entre las orillas del río Segura; y el Teatro Victoria, construido en la década de los 40 y restaurado a finales de los 90, lugar donde disfrutar de obras teatrales locales y regionales.

Asimismo, resulta obligada la visita a la Fundación Pedro Cano, pintor oriundo del municipio. Situada a orillas del rio Segura en un monumental edificio de reciente construcción, atesora algunos de los mejores trabajos del artista blanqueño, organizando también exposiciones temporales de diversos artistas, talleres y eventos.

A su vez, merece la pena la visita al Parque Regional Sierra de la Pila, donde los amantes de la bicicleta pueden realizar distintos recorridos, debidamente señalizados en el Punto de Información de La Fuente de la Higuera. Este espacio natural declarado como Zona de Especial Protección para las Aves, alberga importantes colonias de chova piquirroja, entre otras especies, resultando también atractiva para los amantes del turismo ornitológico, y especialmente interesante para los amantes de los bellos paisajes. Indispensable no olvidar la cámara en casa.

También podremos obtener buenas instantáneas del municipio y su entorno desde el Mirador Alto de Bayna, llamado a convertirse en visita obligada para cualquier visitante que quiera conocer uno de los parajes más atractivos de la geografía regional de Murcia. Desde él podremos divisar las montañas, el rio y el Azud de Ojós de forma inmejorable.

En el entorno también podremos encontrar multitud de vías verdes donde practicar senderismo o MTB, permitiéndonos disfrutar de un paisaje impresionante y de espectaculares panorámicas desde varios de sus miradores. Sobre éstas os contaré más adelante de forma completa a través de otro post.

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